LEER
3 Pero tú, Señor, eres mi escudo alrededor; mi gloria, el que levanta mi cabeza. 4 Invoco al Señor, y él me responde desde su santo monte.
REFLEXIÓN
La descripción que hace David de Dios Todopoderoso cuando se inclina para levantar su cabeza es hermosa, más allá de las palabras. El nuestro es un mundo en el que la cabeza está inclinada. Nos cuesta mantener el contacto visual con los demás, y mucho menos con nuestro Salvador. La vida se siente más fácil cuando miramos hacia abajo, a nuestros zapatos. Tal vez sea el miedo o la desesperación, la desesperanza o la soledad lo que mantiene nuestra cabeza inclinada. Cualquiera sea la causa, Dios es nuestro escudo, nuestra gloria y el que levanta nuestra cabeza. En él encontramos identidad, propósito y esperanza para un futuro.
ORACIÓN
Eres un padre fiel, un buen amigo y un refugio eterno, Dios. Cuando estoy indefenso, tú eres mi defensa. Cuando estoy solo, estás conmigo. Cuando olvido quién soy, me lo recuerdas. Eres todopoderoso, omnisciente y siempre presente. Estoy en constante asombro ante tu gloria y bondad. Levanta mi cabeza hoy y siempre. Amén.