LEER
35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando la buena noticia del reino y sanando toda enfermedad y dolencia. 36 Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 Luego dijo a sus discípulos: «La mies es mucha, pero los obreros son pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies».
REFLEXIÓN
A lo largo de su ministerio, Jesús vio de cerca el dolor y la desolación humana. Comprendió que, sin Dios, todos a quienes atendía no eran más que ovejas vulnerables y descarriadas. Las multitudes, como nosotros, desesperadamente necesitaban un pastor que las guiara y protegiera. Afortunadamente, Jesús, nuestro buen pastor y nuestro mejor amigo, mira a sus ovejas con compasión. Con amor, ha comisionado a un ejército de trabajadores del campo para que cuiden los corazones humanos, plantando semillas de esperanza en campos cansados.
ORACIÓN
Dios, el mundo te necesita. A cada paso que doy, oigo a toda la creación, tanto a la naturaleza como a la humanidad, clamar por probar de tu presencia. Por tu fuerza y para tu gloria, envía un ejército de trabajadores para que cuiden tus campos con compasión y diligencia. Que pongan su confianza en tu fiel promesa de regar y hacer crecer estas plantas a su debido tiempo. Amén.